VIRUS Y CAPITAL

Por: Giovanny Bermúdez

El paso de 6 meses del SARS-CoV-2 por el mundo ha sido el preludio trágico de la segunda recesión mundial del siglo XXI. La caída económica más profunda del capitalismo mundial en más de 80 años luego de la Gran Recesión Mundial de 1929 y del 2008.

Pronosticada de sobra la actual situación vino a peor con la propagación del SARS-CoV-2 iniciada en la ciudad de Wuhan a finales del 2019 en China y extendida globalmente durante los primeros meses del 2020, fue este el golpazo que la regresiva acumulación mundial de capital necesitó para desplomarse en su mayor caída histórica. Producto de un largo y regresivo proceso de acumulación, la crisis actual ha hecho más crónica la competencia de las distintas fracciones del capital entre sí y las condiciones de explotación de las clases trabajadoras.

El neo-nacionalismo capitalista y el guerrerismo imperialista, ha sido la respuesta a las contradicciones de la competencia capitalista por el control de los circuitos de producción, intercambio y realización mundial del valor, EE. UU., primer economía mundial, y CHINA, la más grande de las llamadas economías emergentes, han sido los protagonistas principales de la actual lucha mundial de expropiación entre expropiadores, llevando un cambio de patrón en sus relaciones geopolíticas que ha reajustado el escenario de la lucha de clases mundial durante los últimos años.

La agresión a plantas petroleras de Abqaiq y Khurais de la petrolera estatal Aramco en Arabia Saudita y la muerte del General iraní Qasem Soleimani, mediante un ataque de precisión militar norteamericano, tensionaron el conflicto inter imperialista en medio oriente. Los movimientos militares de los EE. UU. hacia Venezuela, en medio de la crisis sanitaria mundial más grave de los últimos cien años, son otro síntoma de esta zona gris del intervencionismo y el guerrerismo imperialista.

La xenofobia y el racismo han sido exacerbados como rasgos del discurso y la práctica neo- nacionalista, subordinadas al utilitarismo pragmático han logrado generar consensos con enormes masas de proletarios que viraron hacia la derecha; hoy ven palidecer sus expectativas de ascenso y movilidad social frente a los impactos que la actual crisis tendrá en sus vidas cotidianas.

La evitable aparición y propagación del SARS-CoV-2 contuvo momentáneamente el álgido rebrote de protesta de las masas proletarias que venía en ascenso reactivo desde mediados del 2019, a falta de una correlación de fuerzas favorable no han podido revertir en décadas el proceso de degradación de la relación salarial y precarización de sus condiciones de vida, llevado a límite con la aplicación de políticas económica de ajuste post crisis que han terminado reventando en sendos conflictos locales en todas las regiones del planeta: Francia, Hong Kong, Alemania, Ecuador, Chile y Colombia; incluso se precipitaron derrumbes de regímenes de gobierno como en Sudan o Puerto Rico.

La pandemia afectara aún más las inestables condiciones de sobrevivencia del proletariado mundial y por el momento da un tiempo de maniobra a las elites globales para poner en juego las medidas de ajuste y reactivación de la degenerada acumulación de capital.

La debilidad del proceso de constitución de la clase proletaria mundial como sujeto histórico del cambio, ha dejado un vació de dirección estratégica en la lucha de clases contra el capital, ocupado por el globalismo liberal, la social democracia, el nacionalismo social liberal y los progresismos eco-liberales desde donde han venido los principales códigos de disputa de la lucha de clases contra las fracciones más retardatarias del capital. La actual recesión mundial y el SARS-CoV-2 son los acontecimientos que orientarán el perfil que las contradicciones, explotación capitalista y competencia imperialista, asumirán en el campo de la lucha de clases nacionales y mundial.

El capitalismo en bajada

Para el Fondo Monetario Internacional la actual recesión generará una caída de -3,0 del producto interno mundial, seguramente será más negativa, sin embargo, no hay debate en que ya es la caída más profunda de la economía mundial capitalista de los últimos 90 años. La Organización Internacional del trabajo advierte que de los 3.300 millones de trabajadores del mundo 1.250 se encuentra en grado de precarización a expensa de caer en la pobreza y que afínales del 2020 la cifra desempleados a nivel mundial podría ser de más de 190 millones segun la OIT.

Según la OCDE la producción mundial caerá un 25% y 2% por mes de aislamientos y confinamientos. El JP Morgan estipula los costos de producción mundial de la pandemia en 5,5 billones anualmente hasta el 2022, y una caída grave del 43,3% en los pedidos de exportación de las mercancías y en las nuevas actividades exportadoras de servicios de 35,5% (OMC, 2020). El FMI también alerta de un "aumento significativo de los riesgos a la baja para el crecimiento y la estabilidad financiera de -7,4% inferior al 2,6% en octubre de 2019." Y una perdida general de 9 billones de dólares por los efectos del SARS-CoV-2 por el mundo, anunciado fondos de un 1 billón de dólares y 50 mil millones, para préstamos de emergencia (FMI, 2020).

La deuda global ascendió al 322% del PIB mundial llegando 255 billones registrado al 2019, 40 puntos arriba, 87 billones de dólares, de la deuda acumulada previo a la caída del 2008 (Roberts, , 2020). El Instituto de Finanzas Internacional alerta el crecimiento de los niveles de deuda de los mercados emergentes que superaron los 71 billones de dólares, el incremento de la deuda de los gobiernos que creció de 35 billones a 70 billones de dólares, y existen deudas programadas a pagar a finales del 2020 de 20 billones, por vencimiento de bonos y deudas generales. (EL PAÍS, 2020).

La OMC plantea una disminución global en el comercio mundial de mercancías del 13% al 32%, con caída de -0-1% del comercio mundial de mercancías al 2019 y del 2% del comercio mundial de servicios, la situación aparece preocupante porque luego de la crisis del 2008 el comercio mundial nunca pudo recuperar sus tasas de crecimiento y durante los últimos años ha sufrido las fluctuaciones de las disputas comerciales entre EE. UU. y China, choques políticos que han alterado el "natural ritmo de las leyes del mercado", como el ocurrido entre Rusia y Arabia que precipitó la inminente caída de los precios del petróleo afectando las redes del comercio mundial, los mercados bursátiles y el permanente estancamiento de la producción mundial.

Pese a la caída histórica de las bolsas mundiales del 9 de marzo del 2020 precipitada por la baja del precio en el barril del petróleo, (Astarita, 2020) un mes después los mercados bursátiles presumen cierta estabilidad producto de la intervención de los bancos centrales que han inyectado enormes masas de crédito al sistema financiero mundial. "Como resultado, la valoración de las bolsas de EE. UU. en relación con las futuras ganancias corporativas se ha disparado verticalmente con las inyecciones de la Fed. Si la Reserva Federal va a comprar cualquier bono o instrumento financiero que se tenga, ¿qué puede ir mal?" (Roberts, 2020).

La deuda en EE. UU., podría pasar de 109 % del PIB en 2019 al 131% en 2020; y en China del 54 % este año al 64,9 %. El déficit público español casi se cuadruplicará, del 2,6 % del PIB al 9,5 % en 2020 (Forbes Staff, 2020).

En los EE. UU. los efectos son nefastos se espera un crecimiento de -5,9 del PIB y la pérdida de más de 20 millones de trabajos, la afectación directa e indirecta de más del 40% de su fuerza de trabajo, junto a la inminente quiebra de por lo menos 30% de sus medianas empresas que antes de los confinamientos ya reportaban bajos rendimientos y altos niveles de deuda.

Los efectos de las políticas macroeconómicas del gobierno Trump venían reportando buenas cifras de recuperación de crecimiento económico y de empleo, venidas a pique y limitadamente contenidas, con marcadas cicatrices económicas a mediano y largo plazo para la fuerza nacional laboral estadounidense. Ello explica el intenso proceso de controversia y polarización política en torno a las consecuencias de las medidas de aislamiento y confinamiento, para la salud, de la principal economía del mundo. Lo que llevó a privilegiar métodos de tratamiento de choque frente a la pandemia que han terminado ensombreciendo más el panorama para el proletariado norteamericano.

La destrucción de la fuerza de trabajo se intensifica con la gestión de la administración Trump frente a la pandemia, sumada a años de recortes de gasto social en el sistema de sanidad, esta ha terminado en un grave colapso sanitario con el contagio a la fecha de más de 1,1 de estadounidenses y más de 65 mil muertes oficiales. (infobae, 2020). Las imágenes fueron dantescas cientos de muertos en las calles y hospitales de la capital del mundo. La incapacidad de suministro sanitario llevó al gobierno estadounidense a recurrir a la piratería y el incentivo de la vieja industria a producir ventiladores y equipamientos de enfermería, concentrados en su mayoría en las cadenas de valor provenientes de China.

Los impactos de la actual crisis en China son dicientes. Con un costo de 2.800.000 millones de dólares según la consultora Capital Economics (C,E., 2020). Experimentara la caída en su producción nacional más profunda desde 1976 con -1,57 a 1,2 al 2020 (FMI, 2020). Su producción industrial se contrajo 8,4 al primer trimestre y 14% las exportaciones. Según la Oficina Nacional Estadística de China las ganancias industriales disminuyeron 36,7 a inicios del 2020 (NBSC, 2020). El paro de la fuerza de trabajo pasó de un 5,2 a un 6,2%, casi cinco millones de desempleados.

China ha sido el epicentro de la pandemia generada por el SARS-CoV-2 que propició el paro estructural de su economía. Con 4,632 muertes formalmente registradas, y pronta a contener la segunda ola del SARS-CoV-2, se pone en duda la tan alabada labor de contención que la superpotencia asiática hizo del nuevo coronavirus.

La agitación de la prensa neo conservadora de dudas acerca de la proveniencia del "virus chino" y confiabilidad de la información ofrecida por parte del gobierno asiático a la OMS, se agitó aún más con los correos electrónico de Taiwán a la OMS advirtiendo sobre la aparición del virus, y el reporte de muertes que no habían sido relacionadas antes en las estadísticas chinas que ascendieron a 4,632 de 3,342. La casa blanca y París ya han esgrimido partes de los reclamos acerca de quién deberá asumir los estragos de la emergencia sanitaria.

Los impactos también serán negativos en Rusia con caída de -5,5% de su PIB según datos del FMI. Luego de un mes de negociaciones entre los países de la OPEP+ Arabia Saudita y Rusia para reducir la producción mundial de petróleo de mayo a junio en un 10% y con proyecciones a 2021 de 8%. Fue una especie de recule táctico, debido a la presión que la crisis del mercado petrolero género en la balanza comercial rusa a causa de la caída de los precios y exportaciones de petróleo, la pérdida de valor de las acciones de las principales empresas rusas Rosnefti y Sberbank, la coyuntura del proceso político electoral concentrado en el referéndum constitucional pro reelección y el crecimiento del contagio comunitario del coronavirus que ya asciende a más de 47 mil contagios.

La inestable y maltrecha Europa no aguanto el trote y rápidamente colapso con el advenimiento del SARS-CoV-2. La caída que experimentará promediada en -7,5 del PIB sin duda terminará por hundir la ya fragmentada UE. La crisis del SARS-CoV-2 no ha sido igual en el sur, centro y norte europeo.

La definitiva salida del Reino Unido y los resultados de la cumbre extraordinaria del consejo europeo el pasado 27 de marzo, han continuado con el trazado de líneas entre los países del sur de Europa (España-Italia-Portugal) y del centro (Alemania-Holanda) por la negativa aún de Berlín de optar por planes de salvamento financiero de tipo regional. Lo cual contrasta con la asistencia que China y Rusia hacia Italia, el ascenso de la social democracia en España y la vía nacionalista que asumieron las cuarentenas y confinamientos que cerraron Europa hacia afuera y hacia dentro.

La pandemia degeneró al capital

A la fecha el mundo ha visto una dramática e indiscriminada quema de capital variable producto de la ineficacia de los sistemas sanitarios del mundo capitalista, 2 57 314 víctimas fatales por el SARS-CoV-2 en diferentes sitios del mundo, 3. 713 909 de personas contagiadas y 1 236 359 recuperadas en 217 países. Más de 2.600 millones de personas confinadas en cuarentenas. El capital fundido hasta el tuétano de nuestra íntima cotidianidad. La naturaleza impone su tiempo y ritmo de forma fatal a nuestra irracional forma de vivir y desgaja las pesadumbres de la sociedad capitalista, cada vez en mayor decadencia.

Después de la crisis 2008 la economía mundial no pudo superar su tendencia de largo plazo al estancamiento. Se pasó a modular regresivamente estrategias de tipo monetario, estímulo fiscal al mundo corporativo, recortes del gasto público y desregulación económica; bajo la premisa de la reactivación económica la regla mundial fue el traspaso de liquidez a los sectores corporativos del gran capital financiero internacional, junto a enormes excepciones tributarias y políticas de desregulación, flexibilización y privatización de medios de vida social, que ampliaron la sobreexplotación y degradación estructural de la fuerza de trabajo mundial vía presión fiscal, ajustes, desestructuración de las relaciones laborales y salariales, fuertes cargas de autoritarismo y represión civil.

Pero las dosis virales de la flexibilizada ortodoxia económica de nada sirvieron, el capitalismo siguió reproduciendo su vieja tendencia hacia la caída de la rentabilidad, las contradicciones provenientes de la acumulación de capital fueron expandiéndose y haciéndose más calamitosas. La naturaleza pudo hacer su parte en cuanto a la actual pandemia, pero la respuesta efectiva que la sociedad pudo generar está delimitada por el conjunto de contradicciones de la acumulación capitalista, que la ha subordinado a la generalidad de sus contradicciones de explotación y competencia.

En medio de su crisis crónica el capitalismo mundial luce como un degenerado. Nada parece estar en su sitio excepto los millones de trabajadores y trabajadoras que expectantes y con angustia aún permanecen en aislamientos, cuarentenas y confinamiento. Este es el escenario que dejan ver los organismos internacionales: caídas históricas en la producción, pérdidas enormes en el comercio de servicios y el comercio mundial de mercancías, tasas expansivas de desempleados y millones de nuevos pobres, incontrolables niveles de deuda pública y privada, colapsos sanitarios y clasistas, xenófobas y racistas tasas de mortalidad en ascenso.

Pero lo que no dejan ver los balances de los respetados organismos internacionales es el caliente escenario en el cual se gestiona la actual crisis. La inestable y riesgosa competencia imperialista y la profundización de los conflictos sociales derivados de décadas de expropiación a la clase trabajadora mundial.

El nacionalismo de urgencia ha sido el mecanismo para canalizar y fragmentar la gestión de la crisis, centrada, por ahora, a instancias exclusivas del Estado, que ha terminado resolviendo el problema con las viejas fórmulas del estímulo fiscal hacia la inversión, inyección de liquidez y dinero helicóptero o rentas básicas como mecanismo de asistencia monetaria directa y universalizada. Además de la profundización y acentuación regional de la competencia inter imperialista, el escenario actual deja ver la profundización mundial de la lucha de clases, en considerables condiciones de debilidad y acorralamiento del proletariado mundial con pocas cosas que perder.

Bibliografía

Hacia una depresión global - Astarita, R. (15 de Marzo de 2020).

Coronavirus en China: «Peor que la crisis financiera de 2008», la histórica caída en la «fábrica del mundo» por el covid-19 - C,E. (2 de Marzo de 2020). C,E.

La deuda mundial aumenta a un 322% del PIB del planeta- EL PAÍS. (7 de Marzo de 2020).FMI.

El gran confinamiento: la peor desaceleración económica desde la Gran recesión- (Abril de 14 de 2020)

La Crisis del COVID 19 es una amenaza para la estabilidad financiera -FMI. (14 de Abril de 2020)

Los déficit y la deuda se dispararán en EE. UU., China y Europa por covid-19 - Forbes Staff. (15 de Abril de 2020)

Estados Unidos registró 1.883 muertes por coronavirus y el total se acerca a 65.000 - infobae. (2 de Mayo de 2020)

NBSC. (4 de Mayo de 2020)

Desplome del comercio ante la pandemia de COVID-19, que está perturbando la economía mundial - OMC. (3 de Mayo de 2020)

La cicatriz económica de la pandemia - Roberts, M. (3 de Mayo de 2020).

Coronavirus deuda y recesión - Roberts, M. (7 de Marzo de 2020)

Fuente: https://trochandosinfronteras.info/virus-y-capital/

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