EL RÉGIMEN DEL CAPITAL EN MUTACIÓN

Por Giovanny Bermúdez | enero 28, 2021


El 2020 fue uno de los años más calamitosos de la historia contemporánea. Esto debido a los hechos que a nivel mundial y nacional dieron entrada a la tercera década del siglo XXI. Entre los que podemos resaltar la explosión de la crisis de sobreacumulación capitalista y las tensiones hegemónicas por el dominio de su gestión geopolítica; La ampliación y profundización de las condiciones de degradación y sobreexplotación de millones de trabajadores, la agudización de la lucha de clases, el autoritarismo y el militarismo a instancias nacionales y globales.

La explosión de la prolongada crisis de sobreacumulación no puede entenderse desde la bajo la premisa que culpa a la COVID-19 de la quiebra global del capitalismo; de la parálisis interna de la mayoría de países; del colapso de sistemas financieros, comerciales y sanitarios; de los crecientes déficit públicos y privados; de la caída productiva y el aumento desenfrenado del desempleo y de la degradación ampliada de las condiciones materiales de reproducción social de las mayoritarias. Presentada así la situación, se limita toda comprensión de la misma, por cuanto la emergencia sanitaria mundial es más una consecuencia, que una causa estructural del crítico e inestable orden del capitalismo mundial.

La cuestión en realidad es más preocupante si se considera que la crisis del 2020 representa un quiebre estructural de la forma en que la acumulación mundial de capital se ha organizado durante los últimos 50 años. Organización que no resolvió la tendencia de caída de las tasas de rentabilidad de la economía real, precipitando la concentración y centralización de enormes masas de capital que hoy no pueden ser expresados en la economía real a causa de su contracción histórica. A cambio han quedado atrapadas en los límites de los circuitos de especulación financiera y maximización virtual de las ganancias capitalistas.

Según Michelena y Muños, los negocios derivados financieros sostenían una burbuja de 558 billones de dólares durante el 2019, mientras el PIB mundial se ubicaba en 87 billones de dólares. Representando una diferencia de 7 a 6.4 dólares basura a 1 de promedio real. "En ese sentido, la crisis capitalista en el 2020 es resultado de la impresionante expansión del capital financiero que se inició en la década del 70 del siglo pasado."[1]

Para Formento la causa principal se ubica: "En la caída de la tasa de ganancia de la economía real que, a partir de la gran crisis de 2008, conlleva a que cada vez más las grandes corporaciones inviertan en la recompra de sus propias acciones, generando así beneficios solo ficticios, sin invertir prácticamente nada en la economía real". La pandemia solo empeoró y acelero el desenvolvimiento de las contradicciones que desde hacía años el capitalismo mundial ha acumulado, luego de décadas de caída productiva y creciente especulación financiera, con un lamentable anexo de pérdida de vidas humanas, caos social e inestabilidad política.

La crisis ha puesto en evidencia los límites de la sobre acumulación mundial de capital y el quiebre del predominio hegemónico de los capitalistas occidentales: a) al ubicar los puntos centrales y condiciones geo económicas, políticas, culturales y tecnológicas de la disputa imperialista del siglo XXI entre China y EEUU; y b) al exponer de forma abierta la competencia y contradicciones entre el sector liberal-progresista y las fracciones neo conservadoras del bloque de poder occidental, lo cual debilita su cohesión interna y condiciona el énfasis de su maniobra geoestratégica, delante está la no despreciable amenaza de caída del sistema Dólar y el establecimiento de un consenso interno y externo de gestión mundial de su hegemonía imperialista.

El colapso sanitario permitió ocultar el telón de fondo de la crisis y el efecto real de sus enormes proporciones. En términos económicos se sugirieron medidas de choque, centradas en la contención estatal, para facilitar emisión monetaria, inversión pública, subsidios a la demanda y excepciones e incentivos a la oferta. A costa de enormes aumentos de las deudas públicas y privadas, de amplios déficit fiscales y desequilibrios "macroeconómicos".

Un modelo estilo "keynesianismo japonés" y rescate "Wall Street" basados en gasto, deuda pública y expansión cuantitativa -monetaria y financiera- que solo ha servido para permitir el aumento de concentración especulativa de dinero en el capital financiero[2], sin que finalmente se aplaquen la inversión y reactiven la producción como lo han buscado las políticas macroeconómicas post shock 2008, obligando medidas de ajuste más duras a corto y mediano plazo, sobre las cuales se augura una exitosa vuelta a la normalidad a base de contra reformas productivas y laborales, financieras, fiscales de seguridad y defensa. Aunque dichas medidas han sido aplicadas diferencialmente en los centros y periferias capitalistas, el resultado para los trabajadores y trabajadoras es de preocupación.

Según registra la OIT, no solo, el aumento de los millones de desempleados tendera a sobrepasar las consideraciones estimadas en cerca de 190 millones de desempleados para el 2020[3], la perdida de horas de trabajo para el segundo semestre del 2020 registro un promedio cercano a "495 millones de empleos a tiempo completo equivalentes" y "el valor total de la pérdida de ingresos provenientes del trabajo a escala mundial durante los tres primeros trimestres de 2020 se eleva a 3,5 billones de dólares de ingresos de parte del trabajo[4]"; mientras según informes de la ONU[5] solo en el 2020 se aumentó en 32 millones los pobres en el mundo y 207 millones de personas entrarían en la línea de pobreza mundial "como consecuencia de la crisis económica resultada de la pandemia de COVID-19" y que llegaría a los 1000 millones en el 2030.

Según la misma fuente el 80% de los efectos de la actual crisis durarán 10 años y las repercusiones en los países menos desarrollados se sentirán en 30 años "con una baja estrepitosa en sus ingresos, pérdida generalizada de empleos y déficits fiscales cada vez mayores, lo que revertirá años de progreso en la reducción de la pobreza, la nutrición y la educación." La explosión de la crisis histórica de la sobre acumulación capitalista ha terminado por subsumir las economías capitalistas en una gran depresión que ha quebrado por completo el sistema dólar, el cual permitió la hipertrofia financiera y aun con burbuja fiscal y farmacéutica difícilmente podrá restablecerse.

Este escenario geopolítico plantea la inevitable consolidación de China como potencia capitalista, una intensa inestabilidad inter-imperialista y una enorme vulnerabilidad del proletariado mundial en medio de un cambio relevante de los productivos y de las relaciones sociales de producción.

[1] Notas y reflexiones sobre la crisis capitalista 2020-2021: Carlos Michelena Ordóñez- Francisco Muñoz Jaramillo

[2] "Estas inversiones especulativas, resultado del proceso crítico de sobreacumulación de capital dinero, fueron estimuladas por políticas asumidas por el Gobierno de Trump; como aquellas que redujeron las tasas de interés al 1%, emitieron dólares sin respaldo y contribuyeron a impulsar un crecimiento sin precedentes de la deuda corporativa y pública. Motivados por estos estímulos, los actores especulativos pusieron en marcha importantes inversiones en derivados de deuda, emisión de bonos corporativos y la fraudulenta e ilegal recompra de acciones empresariales." En: Notas y reflexiones sobre la crisis capitalista 2020-2021 Carlos Michelena Ordóñez- Francisco Muñoz Jaramillo

[3]Al respecto la: "OIT señala un aumento del desempleo mundial que oscila entre 5,3 millones (caso «más favorable») y 24,7 millones de personas (caso "más desfavorable"), con respecto a un valor de referencia de 188 millones de desempleados en 2019. Con arreglo al caso hipotético de incidencia "media", podría registrarse un aumento de 13 millones de desempleados (7,4 millones en los países de ingresos elevados). ¿En qué medida va a afectar el COVID-19 al mundo del trabajo?

[4]Observatorio de la OIT: La COVID 19 y el mundo del trabajo. Sexta edición: Estimaciones actualizadas y análisis. 23 septiembre de 2020

[5] El costo del COVID-19: 207 millones de personas más en la pobreza extrema y reversión de años de desarrollo

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